viernes, 21 de septiembre de 2007

El ocaso de las pruebas tradicionales…

Los sistemas formales de enseñanza imponen exigencias curriculares centradas en la adquisición de determinados conocimientos, cuyo logro debe demostrarse en pruebas locales o nacionales destinadas a controlar el funcionamiento del sistema educativo

La evaluación cumple con las exigencias puestas por el sistema en cuanto esta dirigida a superar los estándares fijados, permitiendo seleccionar a quienes no superan las pruebas expulsándolos del sistema sin que exista una clara demostración de la relación entre éxito académico y el éxito laboral social. Al menos, esa ha sido la visión en nuestro país (y muchos otros) respecto del acto de evaluar, que como todo proceso y concepto ha sido objeto de múltiples cambios, conforme las concepciones del aprendizaje eran, a su vez, también objeto de modificaciones.

Conforme la evolución continuó hasta el constructivismo la intención de que los estudiantes posean una visión integral de los diversos contenidos agregándoles el necesario componente ético y valórico es una de las orientaciones mas reiteradas de todos los procesos reformadores, dado que nuestros estudiantes rechazan las formas mas tradicionales de trabajo seguidas en el aula, y muchísimo más ahora, puesto que los medios de comucación de masas han configurado una cultura compleja en la juventud, ejem: ojo-mano, que se contrapone fuertemente a los intereses docentes en el aula…

Así, las demandas actuales para los procesos de enseñanza aprendizaje apuntan a un perspectiva globalizadora, para solucionar los problemas e interpretar las situaciones, deberíamos utilizar las disciplinas como medios, relacionándolas entre si, según el nivel de comprensión y análisis que se desee alcanzar. Estos planteamientos deberían incidir también en la evaluación las innovaciones que se han pretendido introducir en la educación formal con respecto al proceso de evaluación no han sido asumidas plenamente por los profesores, y solo han generado mejoramientos puntuales que probablemente no logran configurar un proceso de enseñanza aprendizaje renovado.

No obstante Debemos reconocer que una gran parte de nuestras instituciones educativas no se encuentran preparadas para asumir este importante y trascendental desafío. Las innovaciones están alejadas de la formación profesional inicial si no se toman en cuenta la estructura de gestión de los establecimientos educacionales, los procesos de formación y desarrollo profesional de los docentes, la estructura y complejidad de la enseñanza, se fracasara en cualquier intento innovador de las practicas evaluativos de nuestros docentes. La realidad evaluativa ha configurado un modelo de gran potencia y un estilo de trabajo en el aula estable y permanente, basado en una concepción didáctica bastante vigente centrada en una enseñanza grupal y estandarizada, difícil de cambiar, dada la aplicabilidad del modelo de medición.

Mientras exista una evaluación centrada exclusivamente en procedimientos evaluativos del tipo de pruebas, en donde se solicita al alumno responder a mandatos en tiempos determinados por horario y las preguntas demuestran solo el ingenio y la creatividad del docente, pero son incongruentes con los aspectos enfatizados durante el desarrollo lectivo de un curso, será difícil que el modelo de autenticidad sea aceptado tanto por los docentes como por los estudiantes.

Debemos aceptar que aun existen docentes que hacen de la evaluación un proceso difícil de vencer porque sus exigencias resultan desmesuradas para los alumnos, o porque utilizan preguntas que apuntan a sorprender al estudiante, o porque se aumenta la complejidad de lo exigido en aspectos determinados de la evaluación, o porque se modifican los criterios de corrección y calificación propuestos. Debemos reconocer que todo lo señalado pasa fundamentalmente por una revisión a conciencia de las practicas evaluativas con miras a un cambio actitudinal y de estilo de los profesores con respecto a determinadas formas de actuación docente.

A nosotros, futuros profesores de aula nos interesa conocer que principios evaluativos tienen vigencia y cuales tendrían que erradicarse porque son contrarios al modelo propuesto, teniendo en cuenta los siguientes factores:

1. continuidad y permanencia de la evaluación

2. carácter retroalimentador del proceso evaluativo (aceptar la presencia del error como una forma natural de aprender, que no debiera conducir de ningún modo a una sanción).

3. funciones de la evaluación en el proceso de aprendizaje (el reconocimiento de la evaluación como un proceso legitimado curricular y didácticamente se garantiza con la presencia de las funciones diagnostica, formativa y sumativa).

4. propiedad consustancial del proceso evaluativo

5. utilización de nuevos procedimientos de evaluación (aceptar por ejemplo, que cualquier instrumento o técnica aporta información sobre el aprendizaje de nuestros alumnos conocer es una manera de contemplar, de aproximarse a una realidad).

Así pues, realizar la evaluación será el acto más complejo que nos corresponda realizar en el aula. De alguna manera, debemos buscar la congruencia e identificación con el enfoque actual, a fin de ir reparando la parte más delicada de nuestra educación: los pésimos resultados cosechados año tras año. Ello debemos realizarlo luchando quizás contra lo más complejo de nuestra idiosincrasia que raya a veces en la irresponsabilidad. El desafío que nos imponen los sistemas alternativos, frente al desgaste de los enfoques tradicionales os impulsan a realizar el cambio, y para estar capacitados en esta ardua tarea, qué mejor que comenzar el conocimiento de los sistemas alternativos desde la práctica, y la formación pedagógica de los nuevos docentes, porque de los antiguos no podemos esperar la renovación, puesto que ya fueron configurados por la realidad educativa en un modelo de trabajo casi infranqueable. Es de esperarse que la publicitada reforma, de la cual se han dicho bastantes cosas(copia, ineficaz, etc.) incluya el desarrollo de estos nuevos modelos, porque de no ser así, continuaremos en la ya citada demagogia de mi primer comentario, es decir, reconoceremos las falencias de lo tradicional, y sin embargo, nos será imposible escapar de ello: escapar de la sobredimensión del examen, del poderío intrínseco que representa una nota, del tener que prácticamente adivinar las respuestas, todas estas cosas que no hacen más que dañar la educación de nuestro país.

1 comentario:

Profesora dijo...

Estimado Manuel

Concuerdo plenamente contigo, en que no se puede educar de la misma forma en una sociedad cambiante y siempre informada gracias a los medios de comunicación. De ahí que, la evaluación deba ir encaminada a visualizarse como un proceso globalizador y enseñar a los alumnos a pensar y resolver problemas.
Concordamos también, en que la evaluación es un proceso inherente al aprendizaje y que debe respetar las diferencias y ritmos de aprendizaje de nuestros alumnos, rescatando sus conocimientos previos y acercando los contenidos a su realidad. Responsabilizando al alumno de su propio aprendizaje.
Asimismo, el proceso evaluativo debe ser retroalimentador y tomar los errores como medios para mejorar, siendo continua pues así permite mostrar los avances y retrocesos a los alumnos.
Que bueno es que te visualices como sabia nueva y quieras rescatar lo mejor del enfoque tradicional, para innovar a la hora de evaluar.
Muy bien.

Tu nota es: 95